Quizá alguien piense que esta entrada se aleja del foco de este blog, pero la verdad es que el centro de todo es el ser humano, ya sea en movimiento o en quietud.
Ya en su inicio me chocó este poderoso huracán por su nombre: Irene, mi nombre, que casualmente, significa paz. Me hubiese gustado que hubiese sido un huracán de paz (como su nombre indica), pero una vez más es destrucción, que por suerte, tras ella viene creación.
La decisión de hablar de este fenómeno viene a partir del hermoso e-mail de mi tío Antonio (creador de la ONG YUCA en República Domincana) que ha tocado mi alma y he decidido compartir.
Gracias tito por ayudarme/nos a reflexionar y estar presentes.