Quizá alguien piense que esta entrada se aleja del foco de este blog, pero la verdad es que el centro de todo es el ser humano, ya sea en movimiento o en quietud.
Ya en su inicio me chocó este poderoso huracán por su nombre: Irene, mi nombre, que casualmente, significa paz. Me hubiese gustado que hubiese sido un huracán de paz (como su nombre indica), pero una vez más es destrucción, que por suerte, tras ella viene creación.
La decisión de hablar de este fenómeno viene a partir del hermoso e-mail de mi tío Antonio (creador de la ONG YUCA en República Domincana) que ha tocado mi alma y he decidido compartir.
"Cada fenómeno natural que nos visita, deja una estela de destrucción a su paso, deja también espacios de reflexión y consideración, el paso de Irene, ha sido para mí, nueva vez motivo de reflexión.
Los más afectados son siempre los mismos, los más pobres. No tienen como cubrir sus miserias, no les alcanza para su alimentación, son ciudadanos de otro planeta, están a nuestro lado, pero solo los vemos cuando nuestra conciencia nos indica que debemos hacer caridad.
Irene nos llama a un estilo de vida que no puede ser del momento, nos invita a ser siempre solidarios, en el buen y el mal tiempo, solo la solidaridad nos salva y mientras eso no suceda en la naturaleza del ser humano, viviremos en guerra.
Sé que no es fácil comprender el misterio, pero sé también que solo educando a nuestros, niños, a nuestros hijos, a nuestra sociedad en el principio de la SOLIDARIDAD, ES QUE PODRAN CAMBIAR LAS COSAS.
Gracias por recordarnos durante el paso de Irene.
Antonio Royo
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